Mucho se habla de prohibir vuelos cortos, por la huella de carbono tan fuerte que emiten en tan poco tiempo. Se dice, incluso, que la alternativa serían los trenes de alta velocidad. Aunque países como España o China tienen unas vías férreas de alta velocidad muy notables, otros países de la misma Europa tienen trenes muy anticuados y lentos, mientras que en América Latina, África y gran parte de Asia, los trenes casi ni existen.
Sin embargo, en los desarrollos de las vías férreas está la clave del futuro del transporte sostenible. Pero este no será útil para largas distancias si no hay un desarrollo eficiente de altas velocidades, y en ella, la mejor es el tren de levitación magnética, conocido por su acrónimo en inglés maglev.
Costoso, pero eficiente
El invento de los trenes de levitación magnética no es nuevo. Su tecnología se basa en que los trenes puedan levitar ligeramente en un campo magnético encima de los rieles y así, no reducir la velocidad con la fricción que se genera. Alemania fue uno de los primeros países en ponerlo a prueba, pero tras un aparatoso accidente, lo desechó.
Desde entonces, solo China ha dado el paso y ha incorporado una pequeña línea en Shanghái. Los costos de fabricación del maglev son multimillonarios, porque implica una sustitución de todos los rieles existentes y además, su tecnología aún no ha bajado de precio. Sin embargo, entre China y Japón están haciendo diferentes proyectos que pueden resultar exitosos.
Es posible que la clave para que estos proyectos sean rentables a corto plazo sea la inyección de dinero público, que será beneficioso en contraposición con los gastos que genera la contaminación de los aviones en recorridos cortos. El uso del maglev en Europa parece ser complicado, pero en China o Estados Unidos es prometedor.
Hyperloop: aún más rápido
Pero el maglev puede ir un paso más allá: hoy en día ya existen prototipos del Hyperloop, una invención que atribuyen a Elon Musk pero que no es más que una adaptación y modernización del tren de levitación magnética. En este caso, estos trenes no están al aire libre sino encapsulados, en una especie de túneles.
Dentro de ellos, funcionan con levitación magnética, y al no tener la fricción del viento o del exterior, podrían alcanzar velocidades de hasta 1200 km/h en el futuro. Hoy en día, compañías como Virgin y Hyperloop Transportation Technologies luchan por ser los primeros en desarrollar prototipos viables de Hyperloop que puedan empezar a implantarse en cualquier lugar del globo terráqueo.
Pero nada de este desarrollo valdrá si no existe, por parte de cada país, una migración constante y permanente desde el punto de vista energético: si un tren eléctrico recibe electricidad proveniente del carbón o de combustibles fósiles, poco aporta. Con energías limpias, el transporte eléctrico es el mejor aliado.